Software Libre y la Nueva Economía

La promoción del software libre debe ir acompañada por la plasmación de una economía no monetarista, no financiera, basada en los conceptos de función y utilidad, como medida de transacción y de tasación, en lugar del valor de las cosas o servicios, como en la economía actual, y como objetivos la maximización de esa función, funcionalidad y utilidad, uso de las cosas y servicios, en lugar de buscar la maximización del beneficio económico y de la acumulación de valor, o de deuda, como la actual, unidos, estos objetivos de una nueva economía, al íntimo e inseparable objetivo de la disponibilidad, de la accesibilidad generalizada de todas las personas a estos bienes y servicios para hacer uso de la función los mismos, ejecutar su utilidad y aprovechar su uso.

El software libre puede ser, a la vez que usuario de esta nueva economía, promotor estructural de la misma.

Puede ser una de las piezas claves en el desarrollo de esta nueva economía.

A escala global.

Esta nueva economía debe tener como ejes motores, al igual que el software libre, el bien común, el conocimiento colectivo, la compartición de ideas, la cooperación, en lugar de la competitividad. Tener en cuenta la valoración de las personas por el conocimiento que poseen y aportan (dinámicas generosas), en lugar de por el capital y bienes que poseen y que se quedan (dinámicas egoístas), y el prestigio de las personas y colectivos medidos por los mismos índices, antitéticos a los de la sociedad actual. Esto también supone un cambio radical de valores.

Esta nueva economía y este nuevo tipo de reglas y valores, traerían, como consecuencia, de manera automática, el desarrollo y proliferación de sociedades basadas en estos principios, por el mismo diseño estructural y por las mismas dinámicas y desarrollo de este nuevo tipo de economía y modelo de sociedad.

Sociedades en las que el software libre sería una de las principales maneras de gestionar el conocimiento colectivo, el bien común, los servicios a la sociedad, el acceso de todas a todo, la distribución justa de los bienes de este mundo y la materialización de sociedades justas y pacíficas, en las que sería agradable y alegre vivir, en lugar de suponer un ansia y un estrés insoportables para el ser humano.

Sociedades en las que, por diseño, se potenciara y primara el desarrollo de individuos y colectividades en toda su capacidad y posibilidades, no estando sometidos a dinámicas de explotación y exclusión, sino a dinámicas de cooperación, inclusión y respeto, respeto a todas y a todos, respeto a las minorías y a las y los más débiles, ya que al sustituir el motor de la competencia, de la competitividad, por el de la cooperación, el aporte, no se mediría a los seres por lo que rinden sino por lo que aportan, que no es lo mismo. No se mediría a las personas por lo que «valen» sino por su potencialidad de desarrollo y su aporte a la sociedad.

El aporte de los individuos a la sociedad no tiene por qué ser económico, material ni técnico. Puede ser afectivo, inmaterial, aporte de conocimientos y de saberes y aporte de ayuda y solidaridad. Estos aportes que indico, no tangibles, en las sociedades actuales se regulan valorándolos con referencia a patrones tangibles: el dinero, su valor monetario y financiero, con lo cual prostituyen la esencia misma de esos valores intangibles y su devenir, obligándoles a desarrollarse de manera no deseada, bastarda, impropia, al tener que dar cuentas medidas por un patrón monetarista y financiero, material, tangible.

Sin embargo, en una sociedad como de la que hablo, estos aportes intangibles serían evaluados con referentes propios de estos mismos aportes, referentes no diseñados desde el punto de la medición del valor (tangible) sino desde el punto de vista de la evaluación de la función que ejercen y de su desarrollo: todas y todos necesitamos cariño, afecto, cuidados, aprender y llegar a tener criterio propio, etc. Es necesario recibir y dar todas estas cosas por la función primordial que ejercen en el desarrollo del individuo y de la sociedad y también maximizar la función de estos aportes, haciendo, a su vez, generador y generadora, a cada una de nosotras y nosotros, de estos aportes para los demás. Es decir, el que recibe, también da y eso amplifica de manera exponencial la propagación de estos aportes necesarios.

No todo se puede medir, pero todo se puede evaluar. Uno de los errores más graves de las sociedades actuales, de las estrategias empresariales y también gubernamentales es querer medirlo todo para poder evaluarlo todo. Bien. Su error, craso y muy grave error, es el siguiente: no siempre es necesario medir para evaluar, pero lo que sí es siempre necesario es poder evaluar. Lo que queremos todas y todos en el fondo es poder evaluar lo que hacemos y nos han dicho que la única manera de evaluar es medir. Mentira. Se puede evaluar sin medir. Y no siempre se puede medir pero siempre se puede evaluar.

Para estos aportes intangibles hay que establecer maneras de evaluación no-métricas, no-medicionales, sino, más bien percepcionales, referentes a la percepción. Esto se asocia más con la idiosincracia propia del ser humano, de las personas, que las métricas tradicionales.

Y en estas nuevas sociedades, ergo economías, no monetaristas, no financieras, en las que la base no es el valor sino la función y las que el objetivo no es incrementar valor (acumular) sino incrementar función (disponibilidad y continuidad),  funcionalidad, entendida funcionalidad en un sentido amplio que incluye disponibilidad, accesibilidad generalizada de todos a todo, y continuidad en el tiempo de los servicios prestados, tiene todo el sentido tender incluso a primar aportes intangibles evaluados de maneras no-métricas, sino percepcionales, que darían como lugar, a una sociedad infinitamente más humana, agradable, amable, vivible, que las sociedades en las que vivimos ahora.

El sofware libre está transido de toda esta filosofía que explico. Todo esto, es la base filosófica del sofware libre, más allá de consideraciones técnicas y meramente relativas a los sistemas de información, entendiendo, entonces, el software libre como una de las bases, columna vertebral, pilar y cimiento, a la vez que gestor, desarrollador y propagador, motor, de estas nuevas sociedades y economía.

No serían ya más las sociedades o sociedad de la información sino Las Sociedades del Conocimento, La Sociedad del Conocimiento, entendido conocimiento tal como lo predica la filosofía del software libre: conocimiento colectivo para el bien común. Entendido conocimiento como sabiduría, no como expertise, tal como se entiende actualmente.

Ya no queremos más expertos, ahora necesitamos a sabios.

Esto tiene que ver también con el Ecofeminismo.

Y ya no serían más los sistemas de información sino los Sistemas del Conocimiento. Los Gestores del Conocimiento. Los Sistemas del Saber, los Gestores del Saber. Los Sistemas de la Sabiduría o los Gestores de la Sabiduría.

Sería pasar de las sociedades anti-humanas a las sociedades humanas, de las sociedades diseñadas contra el ser humano a las sociedades diseñadas para la promoción de la persona, entendido la persona en su conjunto colectivo, individual y en unión coherente con la naturaleza, de la que es parte inseparable la persona, el ser humano.

De las sociedades de la tristeza endémica, infelicidad, a las sociedades de la alegría generalizada, la felicidad.

Las Sociedades del Conocimiento. Las Sociedades del Saber. Las Sociedades de la Sabiduría. Las Sociedades de la Felicidad.

Es posible, es el momento y lo tenemos que hacer.

Entre todos y todas.

Adolfo Ranero alias adoranser

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Software Libre y la Nueva Economía

El Representado Usurpado o el Representante Usurpador

El otro día me encontré por la calle con un amigo de toda la vida que venía agitado y echando chispas.

“¿Qué te ha pasado, hombre?” – Le pregunté.

“Nada, nada. ¡Ufff! ¡Joder!” – Resoplaba.

“Venga, tío, cuéntamelo, que te veo que vas a explotar” – Le dije.

“¡Estos abogados! ¡Joder! ¡Es que no hay por dónde cogerlos!” – Seguía resoplando.

“Manolo, hombre, serénate y cuéntame.” – Le rogué.

“Está bien, está bien.”

Nos fuimos a una terraza del centro, el día soleado, y dos o tres vermús después, acompañados de tapa de anchoas, me confesó la causa de sus pesares.

“Mira, tío, es que lo que me ha pasado no tiene nombre, no tiene nombre. Es que no hay derecho.” – Seguía resoplando.

Al final, se decidió y empezó a contarme.

“Resulta que esta mañana temprano había quedado con mi abogado para ir a resolver un asunto que tenía pendiente.

El asunto era el siguiente: una tía abuela mía, de la que hacía tiempo que no sabía nada, resulta que ha fallecido recientemente y por lo visto, no sé muy bien por qué, testó a mi favor.

Pues bien. Conseguimos que su abogado nos enviara una copia del testamento, para ver en qué consistía, antes de ir al notario para aceptar o rechazar dicho testamento. También, muy amable su abogado, nos envió un informe del último estado financiero de mi tía abuela y de las deudas que poseía.

Mi abogado y yo, después de mirarlo todo detalladamente, y a pesar de que mi tía abuela me dejaba su casa del pueblo, llegamos a la conclusión de que, a causa de una antigua deuda que poseía mi abuela con hacienda y que no había satisfecho ni atendido las reclamaciones durante muchos años, pues no merecía la pena aceptar la herencia ni la casa, puesto que el valor del  importe final de la deuda era muy superior al valor actual de la casa. Era lo que se llamaba, según mi abogado, una herencia envenenada.

Así,  mi abogado y yo acordamos, ayer mismo por la tarde, presentarnos esta mañana en el notario correspondiente y, una vez leído el testamento, proceder a su rechazo.

Mi abogado me repitió una y mil veces, que eso era lo mejor, que era exactamente lo que íbamos a hacer, que debíamos mostrar los dos la misma opinión ante el notario para evitar dudas y que él, desde luego, se comprometía totalmente a defender esta  postura que habíamos acordado, si es que fuera necesario y allá donde fuera necesario.

Ayer mismo por la tarde tenía su compromiso firme a este respecto. Tras un fuerte apretón de manos, salí de su despacho.

Pues nada, esta misma mañana temprano nos presentamos ante el notario y cuál será mi sorpresa, tamaña y desmesurada, cuando, nada más entrar, sin ni siquiera dejar al notario leer el testamento, va el andoba de mi abogado y le suelta:

  • Señor notario, mi representado y yo ya hemos tenido oportunidad de leer el testamento, estamos de acuerdo en los términos y condiciones del mismo y hemos decidido aceptarlo. – Dice mi abogado.
  • ¿Cóooomo? – Le dijé yo – ¿Pero qué dices, Javier? – El nombre de mi abogado – ¡Habíamos hablado ayer mismo todo lo contrario! ¡Yo no quiero aceptar este testamento! ¡Es una herencia envenenada!
  • ¡Silencio! – Me dice Javier – ¡Yo soy tu representante ante la ley y hablo en tu nombre por los poderes que la misma me da, así que, por favor, calla y espera a que termine todo el trámite!¡Y un poquito de respeto a tu representante, que soy yo, hombre! ¡Habráse visto!
  • ¿Pero te has vuelto loco, Javier? ¡Que yo no quiero esa herencia! ¡Que es una herencia envenenada! ¡Que tiene una deuda que no voy a poder pagar en la vida!¡Y que aunque tú seas mi representante, yo soy el representado, yo soy yo, estoy aquí y digo que no! – Le grité yo.
  • ¡Manolo! – Me dice mi abogado – ¡Cálmate, por favor, no me hagas llamar a ningún miembro de las fuerzas de seguridad! ¡Yo soy tu representante legal y tú me has dado poder para actuar en tu nombre! ¡Mira el poder notarial que tengo con tu firma para actuar en tu nombre! ¡Por favor, respeta a las instituciones, cállate, siéntate, no digas nada, no te muevas y espera a que acabe el trámite!¡Sé respetuoso con las leyes e instituciones! Desde luego, Manolo, no me esperaba esto de ti. –Suelta, para más inri, el vainas de mi abogado.
  • ¡Y una mierda, pedazo de cabrón! – Yo cada vez más nervioso y atónito, ya fuera de mí – ¡Tú eres mi representante, pero yo soy el representado y estoy presente y te estoy diciendo que no quiero el testamento y que no quiero firmarlo ni aceptarlo! ¡Eres un desgraciado! ¡He dicho que no quiero ese testamento! ¡Como representado tuyo que soy te quito verbalmente ese poder que te firmé y, además, qué coño, es que estoy presenteeeeee, estoy presenteeeeeeee, hooola, soy yoooooo, yo mismooooo y no quiero firmar ese puuutoooooooo testamentooooo, pedazo de hijo de la gran putaaaaaa! ¿Verdad, señor notario que esto es una locura? – Dirigiéndome ahora al notario – ¿Verdad, señor notario, que esto es completamente surrealista? ¡Él es mi representante, pero ostias y reostias, es que el representado soy yo y estoy aquí de cuerpo presente, no me entienda mal y menos en estas circunstancias, me refiero a que estoy aquí físicamente, que no quiero firmar este testamento envenenado, que no quiero asumir esa deuda que no es mía y que no voy a poder pagar en la vida y que este pedazo de cabrón que es mi abogado deja de serlo en este mismo instante!¡Javier eres un auténtico pedazo de cabróoooooon! – Mi sorpresa e indignación eran ya casi infinitas.

Ante lo cual y ante mi desesperación que entonces se convirtió ya en total, el notario, va y dice el muy cheli:

  • Yo no sé nada, señor, – Refiriéndose a mí – yo lo único que sé es que es usted un maleducado, un grosero y una persona violenta que parece a punto de agredirnos, por lo cual, mientras usted chillaba tirándose de los pelos y amenazándonos, he llamado a la policía desde mi móvil y parece que ya están entrando por la puerta para llevárselo. Por el tema legal del testamento, no se preocupe, yo continúo con su abogado y tranquilo, que él puede firmar en su nombre, ya que tiene el poder firmado por usted que antes ha mencionado y que nos ha enseñado a ambos.
  • ¡Hijos de putaaaaaaaaaaa! – Gritaba yo mientras me arrastraba por las escaleras, esposado y a golpes, la policía nacional, me metían en una lechera, porque venían de vigilar una mani y les pilló de paso, y me repartían unas cuantas caricias más dentro de la lechera a ver si me calmaba. Deformación profesional.

Al final, me han tomado declaración y me acaban de soltar de la comisaría de Moratalaz, que el bufete del notario estaba al lado. ¿Qué te parece? Y, además, me han entregado una copia del testamento que nunca quise firmar, que ya de paso les había dado a la policía mi abogado al ir a hacer los trámites para que me sacaran del calabozo.

Ahora tengo una casa que no quiero, una deuda que no puedo pagar, unas cuantas magulladuras de las caricias de la policía y una denuncia por amenazas y agresión,  además de un abogado que es un pedazo de cabrón que la próxima vez que le vea, entonces sí que va a tener que llamar a la policía.

Estoy tan desesperado, macho, que no sé si cortarme las venas o dejármelas largas.” – Como siempre, Manolo, haciendo gala de su buen humor incluso en las peores situaciones.

Atónito y ojiplático, además de indignado, a duras penas conseguía acabar de escuchar el relato de mi amigo, pulsionado, en parte por la rabia y en parte por el alcohol del quinto ó sexto vermú que me tomaba al ritmo de su historia. Con tapa de anchoas, por supuesto.

Cambiad el abogado por el gobierno, los diputados, senadores, presidentes y alcaldes, a Manolo, mi amigo, por vosotros, al notario, por las leyes y legalidad vigentes, sus garantes y ejecutores, al testamento por los rescates a los bancos, nuevas leyes y acuerdos a los que está llegando el gobierno y a la policía por la policía. La policía siempre es la policía.

Esto es exactamente lo que nos están haciendo los políticos y deberíamos ser conscientes de ello. No nos representan, nos usurpan. Los políticos han usurpado al representado. El representante está usurpando, no representando, está usurpando al representado.

Como decía Rousseau, “Cuando el representado habla, el representante se calla”.

O así debería ser.

adoranser

El Representado Usurpado o el Representante Usurpador

La Inteligencia Colectiva frente a la Tiranía de los Imbéciles

El otro día, en un artículo que escribí, denuncié que la sociedad en la que vivimos se ha convertido en La Tiranía de los Imbéciles. Argumentaba que esta sociedad, en la que prima la imagen, ha aupado a auténticos idiotas al poder en todos los ámbitos públicos y privados, que nos están destruyendo y que era necesario y urgente sustituir a esos ineptos por gente inteligente, capaz y competente, que desarrolle esos mismos puestos de responsabilidad de una manera efectiva, eficaz, ética y técnicamente correcta.

Pues bien. Reflexionando hoy, voy más allá. Puede que ni siquiera así se solucionaran las injusticias estructurales y el malfuncionamiento de este sistema que nos acogota a todas y a todos. Puede que el problema esté en la misma estructura jerárquica de este sistema y de todos los sistemas sociales y políticos que se han implementado hasta la fecha.

Siempre se ha entendido la inteligencia como un concepto casi exclusivamente personal, en la que algunos tienen la suerte de ser más listos y otros, simplemente, se joden. Siempre se ha dicho “qué inteligente es pepito o pepita, podrá hacer lo que quiera en la vida”. Siempre se ha entendido la inteligencia como una especie de lotería genética que, o te tocaba o no te tocaba.

Y hablando desde el punto de vista exclusivamente personal, biológicamente es cierto. Las investigaciones de las últimas décadas han demostrado que la inteligencia es genética. Otra cosa es que la cultives o no, claro. Y todos y todas tenemos mucho más que el mínimo necesario de inteligencia para desarrollar una vida plena y feliz. Lo que pasa es que algunas y algunos tienen más.

Este concepto de inteligencia es un concepto sumamente egoísta de la misma. Yo tengo la suerte por azar de ser más inteligente que tú, es mía, de mi propiedad, mi propia inteligencia, y yo hago lo que quiero con ella, la puedo emplear para beneficiar a la humanidad o para beneficiarme a mí mismo.

Bien, esto no es cierto tal como se plantea en el  párrafo anterior. Primero, aunque fuera como se acaba de decir, el contra argumento sería: lo que se recibe gratis, se da gratis. Tú no has hecho nada, no has aportado previamente nada para nacer con esa inteligencia, luego deberías aportarla de la misma manera a la sociedad. Esto es válido para todos los dones, no solamente en los referentes a la inteligencia.

Pero es más. Nadie puede reclamar que su inteligencia es exclusivamente suya. Lo argumento. Primero, es genética, luego se la debes a tus padres, a tus abuelos, a tu árbol genealógico en general, al proceso de tu embarazo, a la naturaleza, a la temperatura durante tu desarrollo en el útero, etc.  Y luego. Todo lo demás , todo lo que aprendes, estudias, desarrollas, practicas, sí claro, es por voluntad tuya y con tu esfuerzo, pero también el esfuerzo de las profesoras que te enseñaron, de los sabios en todas las disciplinas que investigaron, escribieron, pintaron, diseñaron, construyeron, filosofaron antes que tú, que tú has estudiado y que de los que has aprendido. Sí, claro, tú sacas tus propias conclusiones y generas cosas nuevas que no existían. Precisamente. Esa es tu parte. Y ese es tu aporte a la humanidad, a lo que debería ser la Inteligencia Colectiva.

La Inteligencia Colectiva podría definirse como la inteligencia de un grupo más o menos grande en la que cada uno a porta “su” inteligencia, sea grande o pequeña, sus habilidades, sus dones, para trabajar de manera conjunta, todas a una, con el fin de obtener un resultado que será el aporte de todas y el mérito de nadie sino del grupo.

Claro, existen líderes naturales. Los más inteligentes, que, seguramente, aporten la mayoría o las mejores ideas. Pero también hay otros dones y disciplinas muy necesarias sin las que, en conjunto, el grupo no sería capaz de llevar ningún proyecto a cabo.

Y hablo de líderes naturales, no impuestos tal como nos tiene acostumbrada la estructura social jerárquica en todos los ámbitos, familiar, laboral, social y político, de la civilización actual. Líder natural es, por ejemplo, aquel buen matemático que es reconocido por la comunidad por su habilidad con tal disciplina y es estudiado y sus ideas son reconocidas y utilizadas por todo el mundo. Y líder impuesto es aquel presidente de la Academia de Matemáticas que es nombrado a dedo por ser el hijo del Ministro de Cultura, que no es capaz ni hábil para desarrollar su puesto, pero que como tiene una alta posición jerárquica, despedirá o hará la vida imposible a todo aquel o aquella que osen desafiar su autoridad, su cargo y sus supuestos conocimientos. Es decir, este líder antinatural, que son todos los actuales, se impone como líder utilizando la amenaza y la violencia, tal como hacen todas las leyes y líderes, sobre todo políticos, en la civilización actual.

Un líder natural no necesita usar la violencia porque sus por sus propios méritos es reconocido por la comunidad, sin embargo un no-líder, líder falso o antinatural, necesita imponer su falso liderazgo ejerciendo la violencia, ya que nadie les haría caso de otra manera, debido a su incapacidad y falta de reconocimiento por parte de la comunidad. Esto son todas las empresas públicas y privadas en la actualidad, todos los sistemas políticos y sociales.

Es decir, combinando Inteligencia Colectiva y Horizontalidad, el problema no es en sí mismo La Tiranía de los Imbéciles, sino más bien que los sistemas jerárquicos de cualquier orden y ámbito son antinaturales y, de por sí, facilitan el aupamiento de líderes antinaturales que se tienen que imponer necesariamente por la violencia, de manera coercitiva, ya sea legal, judicial, policial, laboral o de otro ámbito. Todos los sistemas humanos de esta civilización funcionan, en la actualidad, por desgracia, así. Es decir, de manera antinatural contraria en sí misma lo más auténtico ontológicamente hablando del ser humano. Esto, realmente, es lo que se llama Patriarcado. Es la base y el leitmotiv más último, el primero, de los sistemas patriarcales, que son todas las sociedades que ha habido y hay hasta ahora: la dominación.

Luego el sistema natural de funcionamiento para construir sociedades realmente humanas y no anti-humanas, es el horizontal asambleario, en el que las decisiones se tomen por consenso, sólo se votaría en casos de extremo desacuerdo, y cuyo motor principal sea la inteligencia colectiva, entendida como el aporte por parte de los individuos de sus dones  a la sociedad, no sólo los tradicionalmente entendidos en el ámbito de la inteligencia, sino de todo tipo, todos los dones, y guiados y aconsejados por los líderes naturales, de manera no dominante, no coercitiva, sino, por el contrario, de manera dialogante, cooperativa, mediante la compartición, el debate y el consenso.

Este modelo es completamente escalable a cualquier ámbito, mediante el conocido sistema organizativo de asambleas en red y asambleas representativas de mayor ámbito que el local, en los sucesivos niveles que fuera necesario desarrollar. Es perfectamente posible organizar no sólo un país, sino todo un planeta de esta manera. Lo que nos debería parecer imposible es que el mundo esté organizado de la manera que está: estructuras jerárquicas antihumanas, patriarcales, estructuras de opresión y dominación, en las que líderes estúpidos emplean la violencia de uno u otro signo sobre la población con el único fin de mantenerse en el poder a toda costa. Esto sí que es aberrante  y anti-humano y requiere infinitamente más esfuerzo, gasto y trabajo para mantenerlo funcionando que un sistema asambleario en red mundial, ya que tienes que estar todo el rato y constantemente obligando a todo el mundo a hacer todas las cosas de manera antinatural y absurda. Es como comprarse un Ferrari e ir todo el rato marcha atrás. Mejor, hacia adelante y en sexta. ¿No?

En una organización asamblearia en red mundial regida por la inteligencia colectiva, el consenso y los líderes naturales, no habría que obligar a casi nadie a hacer casi nada, todo el trabajo a desarrollar sería fruto de acuerdos y las normas a cumplir también, con lo cual el “gasto energético” de este tipo de sociedades es infinitamente menor que el de las jerárquicas, son infinitamente más óptimas. Si bien es más costoso el proceso inicial de debate de propuestas y toma de decisiones por consenso, una vez llegados los acuerdos, como son el resultado de un debate, una negociación y cesión mutuas, al llegar a dicho consenso, todos están de acuerdo con la decisión, por eso se llama consenso, y todos se ponen a trabajar en pro de esa decisión y esos objetivos, sin gente a la contra ni resistencias durante el proceso de desarrollo e implantación del resultado de las propuestas.

Y la gente tendería naturalmente a acatar las normas puesto que no son impuestas sino fruto de la inteligencia colectiva, el sentido común y el consenso, acordadas y negociadas entre todas y todos. Y, por supuesto, revisables.

El resultado, además, es que las normas que rigieran este tipo de sociedades no serían prohibitivas ni punitivas, sino más bien propositivas y recompensantes, premiarían. En lugar de decir lo que NO tienes que hacer y castigarte cuando lo haces, te dirían lo que SÍ tienes que hacer y te premiarían individual y colectivamente por hacerlo. Sería pasar de sociedades infantiles, basadas en la obligación y el castigo, a sociedades adultas, basadas en la responsabilidad personal y colectiva, la confianza en los otros de que cumplen con su cometido y el reconocimiento del esfuerzo. El premio sería disfrutar todas y todos de unas sociedades articuladas a la medida de las personas. El premio, simplemente, sería La Felicidad.

Es pasar de las sociedades de la negación a la sociedad de la afirmación. De las sociedades del NO, todas las actuales, a la sociedad del SÍ. Estamos justo en ese momento evolutivo. Estamos pasando del ser humano que se niega a sí mismo y a su naturaleza y se atormenta con sociedades represivas, al ser humano, a la humanidad que se acepta a sí misma y a su naturaleza, biológica y espiritual y se premia construyendo y viviendo en sociedades propositivas, positivas, afirmativas. Las sociedades del SÍ. Es pasar del infierno al Cielo. Literalmente. Es crear y disfrutar El Paraíso.

De las sociedades de la infelicidad a las sociedades de la Felicidad.

De la era de la oscuridad a la plenitud de la luz. La luz del conocimiento y la inteligencia colectivas. La luz del verdadero ser humano, de la auténtica humanidad, la luz del Bien.

Más que normas que obedecer o leyes serían reglas de funcionamiento. Crecer, construir, cooperar frente a obedecer y competir. Construir en lugar de destruir. Se consiguen sociedades tendentes a la cooperación, la construcción y la libertad y evolución humanas en lugar de las actuales, tendentes a la competencia, a la destrucción, la esclavitud y la involución humanas.

Es un sistema muchísimo más óptimo, a medio y largo plazo, que los sistemas jerárquicos. Exponencialmente más óptimo que los sistemas jerárquicos.

En este tipo de sociedades el concepto de libertad, entendido en sentido amplio, sería lo que tendrían y practicarían los ciudadanos, las personas, en este tipo de sistemas. También el empoderamiento, porque son ellas y ellos mismos los que toman las decisiones y hacen las cosas. No vienen órdenes de fuera, diseñadas mucho antes del nacimiento de esas personas concretas y que no han contado para nada con la opinión de cada una y uno que tienen que acatar esas normas.

Jerarquía->Líderes Estúpidos->Imposición de normas y el trabajo a hacer mediante la violencia->Injusticia Estrucural->Infelicidad Generalizada

Asamblea->Líderes Naturales->Inteligencia Colectiva y consenso->Todas y todos trabajan en pro al haber consensuado libremente la labor a hacer y las normas a acatar->Justicia Estructural->Felicidad Generalizada y Duradera

Este tipo de funcionamiento asambleario en red facilita la construcción de sociedades mucho más justas, más tendentes a dinámicas de funcionamiento cooperativo internamente y entre sí, más libres y con gente mucho más empoderada. Lo uno lleva a lo otro: tomar el control de la gestión de tu vida en sentido individual y colectivo es lo que se podría llamar, desde el punto de vista sociológico, libertad: la capacidad de gestión de tu propia vida, como persona, y la capacidad de gestión de la sociedad, como personas.

Sociedades carentes casi por completo de sistemas coercitivos o represivos por su propia naturaleza de funcionamiento.

Al fin y al cabo, no sociedades más humanas, sino, más bien, sociedades humanas, porque la civilización actual lo único que ha construido son sociedades anti-humanas en las que es muy, muy difícil vivir incluso ya hasta cumpliendo las reglas, precisamente porque no son sociedades diseñadas para el ser humano, sino contra él.

Asamblea, Inteligencia Colectiva y Líderes, Lideresas Naturales, eso es lo humano. Lo otro, no.

adoranser

La Inteligencia Colectiva frente a la Tiranía de los Imbéciles